viernes, 25 de marzo de 2011


La sal de la vida es el servicio desinteresado. El pan de la vida es el amor universal. La vida no se vive ni se realiza plenamente si no sirves ni amas con intensidad a todas las cosas. El secreto de la vida auténtica yace en el amor, el conocimiento, el discernimiento y el servicio a la Humanidad. Vive para ayudar a los demás. Utiliza para este menester, el amor, el conocimiento y el discernimiento. El poder divino fluirá a través tuyo como una fuerza vivificadora.

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