lunes, 30 de mayo de 2011

Soy libre...

Libertad del ser

A mi hermana

  Dios me concedió la gracia de tener una hermana. ¡Cuantas cosas hemos compartido durante tantos años!.... Sabemos que nos unen lazos que permanecerán mientras vivamos. Hemos compartido juntas la escuela, juntas esperábamos los reyes, juntas disfrutábamos los juegos, juntas nos gozábamos en Navidad. Juntas hemos vivido todas las cosas buenas y malas, las salidas con nuestros padres, las visitas a familiares. Mi hermana conoce mis debilidades y yo conozco las suyas. Por tanto tiempo que hemos compartido juntas mi hermana es mi amiga. Con ella puedo llorar de alegría y llorar de pena, pues sé que siempre saldré consolada de su lado. El cariño que me une a mi hermana no sabe de distancias ni de enojos, ella es mi amiga, con la cual puedo compartir miles de secretos y esperar sus sabios consejos de hermana mayor. ¡Nos unen tantas cosas!.... desde nuestras raíces, desde nuestros padres terrenales, hasta nuestro Padre Celestial. Nunca nos faltan palabras para contarnos nuestras cosas, o compartir las cosas de nuestros hijos y nietos. Nuestra forma de ver las cosas no siempre coinciden pero si siempre llegamos al mismo fin, que es la felicidad y el amor de nuestra familia. Muchas veces que nos miramos no podemos ser mas iguales, otras en cambio, somos ¡tan diferentes! Pero nuestro amor es incondicional. Lo mejor de que seamos hermanas es el sentimiento de amor profundo que nos tenemos, las dos hemos tomado nuestro propio camino, tenemos nuestros propios hogares, luchamos de diferentes maneras, gozamos de nuestros propios hijos; Pero siempre cerca una de la otra, por cualquier necesidad. Contar contigo ha sido un regalo que Dios ha puesto en mi vida, y deseo agradecérselo de todo corazón. "Que la vida te colme de bendiciones". Te prometo estar a tu lado para compartirlas.

Te quiero muchio Hermana

Camino

miércoles, 18 de mayo de 2011

Teatro

Existe un Teatro que intenta alcanzar lo sagrado. Que crea y no re-crea. Que no reproduce y tampoco imita, sino que es. Ese teatro, como dice Peter Brook, vuelve visible lo invisible. Tangible lo intangible. Nos pone en contacto con otras realidades, o quizás, con otras dimensiones de nuestra realidad. Abre compuertas secretas de nuestra percepción y nuestra conciencia, nos atrae o nos repele, pero nunca nos deja indiferentes. Le quita el sueño a quien lo busca, y está bien que así sea, pues es un Teatro para despertar. Hablamos de un teatro ritual, que abra un espacio-tiempo extracotidiano que permita religar nuestros fragmentos y nos otorgue sentido. Creemos en un Teatro que transforma. Y caminamos en busca de él. Perdidos del origen y de toda certeza, avanzamos sosteniendo preguntas por la vía del intento. Que nos guíe la inquietud

lunes, 16 de mayo de 2011